Author(s): Alejandro POZO MARÍN
Journal: Relaciones Internacionales
ISSN 1699-3950
Issue: 8;
Date: 2008;
Original page
Keywords: Somalia | Somalilandia | embargo de armas | Unión de los Tribunales Islámicos | estado en África | Somalia | Somaliland | arms embargo | Union of Islamic Tribunals | state | Africa
ABSTRACT
Desde 1991, Somalia es una nación sin estado. Somalilandia, una de sus regiones, consiguió en cambio formar una estructura estatal independiente poco después del colapso general. Entre los cuantiosos y complejos factores que intentarían explicar la diferente evolución de los hechos en ambos territorios, cabe destacar, por su relevancia, cuatro: la manipulación del clan y las disputas internas en las facciones armadas; la violencia extendida, favorecida por las continuas transferencias de armas que violan el embargo de la ONU; la injerencia de varios países que buscaban satisfacer sus propios intereses incluso a costa de perpetuar los problemas en Somalia; y, finalmente, los escasos recursos de todo tipo de los que disponía el país para construir un estado junto a la descarada impunidad demostrada en los procesos de formación de gobierno, plagado de caciques. Ni los 14 procesos políticos acontecidos en la última década y media ni el periodo de relativa estabilidad proporcionado por la Unión de Tribunales Islámicos fueron capaces de mejorar el bienestar de la castigada población somalí. Since 1991, Somalia has been a nation without state. In contrast, Somaliland, one of its regions, has managed to form an independent state structure shortly after the general collapse. Among the numerous and complex factors that could explain the differing evolutions of these two territories, four of them are distinguished by their relevance: clan manipulation and internal disputes between armed factions; rampant violence, favoured by the constant arms traffic that violates the UN embargo; the interference of different states trying to satisfy their own interests, even at the expense of perpetuating the problems in Somalia; and finally, the scarcity of resources necessary for state-building, as well as the existence of the blatant impunity demonstrated throughout the government formation process, heavily manipulated by local tyrants. None of the fourteen political processes of the last fifteen years, nor the relative stability period provided by the Union of Islamic Tribunals, have been able to improve the welfare of the devastated Somali population.
Journal: Relaciones Internacionales
ISSN 1699-3950
Issue: 8;
Date: 2008;
Original page
Keywords: Somalia | Somalilandia | embargo de armas | Unión de los Tribunales Islámicos | estado en África | Somalia | Somaliland | arms embargo | Union of Islamic Tribunals | state | Africa
ABSTRACT
Desde 1991, Somalia es una nación sin estado. Somalilandia, una de sus regiones, consiguió en cambio formar una estructura estatal independiente poco después del colapso general. Entre los cuantiosos y complejos factores que intentarían explicar la diferente evolución de los hechos en ambos territorios, cabe destacar, por su relevancia, cuatro: la manipulación del clan y las disputas internas en las facciones armadas; la violencia extendida, favorecida por las continuas transferencias de armas que violan el embargo de la ONU; la injerencia de varios países que buscaban satisfacer sus propios intereses incluso a costa de perpetuar los problemas en Somalia; y, finalmente, los escasos recursos de todo tipo de los que disponía el país para construir un estado junto a la descarada impunidad demostrada en los procesos de formación de gobierno, plagado de caciques. Ni los 14 procesos políticos acontecidos en la última década y media ni el periodo de relativa estabilidad proporcionado por la Unión de Tribunales Islámicos fueron capaces de mejorar el bienestar de la castigada población somalí. Since 1991, Somalia has been a nation without state. In contrast, Somaliland, one of its regions, has managed to form an independent state structure shortly after the general collapse. Among the numerous and complex factors that could explain the differing evolutions of these two territories, four of them are distinguished by their relevance: clan manipulation and internal disputes between armed factions; rampant violence, favoured by the constant arms traffic that violates the UN embargo; the interference of different states trying to satisfy their own interests, even at the expense of perpetuating the problems in Somalia; and finally, the scarcity of resources necessary for state-building, as well as the existence of the blatant impunity demonstrated throughout the government formation process, heavily manipulated by local tyrants. None of the fourteen political processes of the last fifteen years, nor the relative stability period provided by the Union of Islamic Tribunals, have been able to improve the welfare of the devastated Somali population.